Cuando tu hijo juega y te hace preguntas
En mi timeline de Facebook hoy se viralizó un tremendo #FAIL de la agencia que maneja la cuenta de Sony Playstation: una imagen de un niño jugando con una PS Vita y la leyenda «Cuando tu hijo juega no te pregunta como llego al mundo». Si reducimos el uso de una consola a la posibilidad de callar por unas horas a nuestros hijos estaremos cometiendo un grave error, demasiado evidente, demasiado grosero… demasiado equivocado.
¿Los videojuegos son alienantes? Pueden serlo, por supuesto. ¿Los videojuegos nos permiten desentendernos de nuestros hijos? Podría ser, por supuesto. ¿Hay padres irresponsables que deberían ser quemados en una hoguera y sometidos al escarnio público? Quizás sí. ¿Son las consolas el objeto preferido del anticristo para aniquilar a la juventud? Ehmmm… ni tanto tampoco.
En base a mi experiencia como padre tengo una sugerencia para la gente que maneja la publicidad de Sony Playstation: una frase levemente diferente (aunque, acepto, con poco sex appeal).
Cuando tu hijo juega, tu hijo te hace preguntas.
¿Esa bandera es de Paraguay? ¿Los zombies existen? ¿Los frijoles te hacen dar pedos? ¿Por qué usan sombreros grandes en México? ¿Comen muchos tacos allá? ¿Por qué los banqueros quieren llevarse toda la plata? ¿Cuánto es 8 – 3? ¿Qué es un mafioso?
Jugar a un videojuego también puede ser compartir algo que me gusta hacer a mi con algo que le gusta hacer a él. Puede ser un buen momento para charlar. Puede ser un momento para aprender y para enseñar. Depende de vos responder o no a las preguntas que tu hijo se hace cuando juega.
Vi la gráfica el otro día en el subte e iba a hacer un comentario lapidario. Me parece terrible la campaña. No por la agencia de publicidad, todos sabemos que la cretividad abandonó esos edificios hace más de una década, sino por lo que dice de nosotros como padres.
Hace un par de meses decidí limitar la TV que ven mis hijos. ¿El ideal? Una hora por día como máximo. A veces no ven nada. A veces se sacuden una pelí de hora y media.
El primer par de días fue un tanto complicado -por los continuos pedidos de «quiero ver tele» a coro de mis dos ***angelitos***-, pero pasada una semana me maravillé de ver como se las rebuscaban para mantenerse entretenidos. Claro que eso también requirió de participación mía.
Como trabajo desde casa los chicos me ‘zumban» alrededor buena parte del día (desde las 12:30 del mediodía hasta las 9:30 de la noche). Clavarlos frente a la TV sería lo mas simple, pero no. Prefiero que jueguen, me pidan que comparta alguna historia con los Playmobil, los ayude a armar algúna cosa con los lego o adivine lo que están queriendo dibujar.
En cuanto a los juegos de Compu/tablet/xbox rige una veda similar. Prefiero que no los jueguen (más bien, fomento que hagan otras cosas… pero no está prohibido).
Yendo al punto, no hay ejercicio mental mejor como padre que encontrar respuestas a las preguntas ¿incómodas? que hacen los chicos. Son un «bullshit detector»enorme.
No les compraré la PSVITA, prefiero que me hagan preguntas y no que queden embobados. :P
Se dramatiza mucho el tema de la tecnología. Sobre todo las personas que nacieron antes que las PC.
Es el mismo temor que tenía la sociedad analfabeta cuando los libros se hicieron populares. Aunque hoy nos parezca ridículo.
A mis niños no le impongo ninguna regla limitante, ningún parámetro externo que sustituya su propio criterio. Esto da resultado a la corta pero los hace dependientes.
En lugar de eso estoy siempre presente y dispuesto a dejar absolutamente todo para estar con ellos, pero sin procurarle actividades.
Ellos solos crean sus espacios y entretenimientos. Alternan entre leer, escuchar música, ver youtube, jugar a las cartas y hacer deportes y por supuesto hacer infinitas preguntas.