Cómo solucionar el temita de los textos de mierda

Cómo solucionar el temita de los textos de mierda

Hace más o menos un mes que publiqué un artículo que planteaba que estamos inundados de textos de mierda culpa de la IA. Se ve que tocó una fibra en mucha gente porque nadie me discutió la idea y muchos se sintieron representados por el… ¿reclamo?. Entonces, si estamos todos de acuerdo con que hay más textos de mierda de los que deberíamos aceptar como ciudadanos de bien, ¿qué le hacemos? Algún trasnochado propondrá desconectar ChatGPT. Otro dirá que es loco pero no tanto y afirmará que es momento de un ataque de denegación de servicio a Deepseek. Un representante del pueblo leerá esto y decidirá que llegó la hora de prohibir la inteligencia artificial generativa en todas sus formas. Un grupete de muchachos y muchachas gritará a viva voz: ¡¡boicot a la IA!!

Una vez que bajan las revoluciones el trasnochado, el otro, el representante del pueblo y el grupete deciden que quizás lo más efectivo para acabar con los textos de mierda sea prohibir los textos escritos con IA. En tu trabajo, en la universidad, en los diarios, en los libros y en las evaluaciones de desempeño (bueno, quizás esta última no porque a nadie le interesa escribir evaluaciones de desempeño de verdad). 

Les voy avisando que si esa es la estrategia, estamos cagados (todo muy escatológico en esta serie de artículos, sepan disculpar). 

En primer lugar, los textos escritos con IA están en todos lados y son más difíciles de detectar de lo que la mayoría cree. Que mirá las palabras que usan, que mirá ese último párrafo que arranca con un “en resumen”, que mirá la referencia a Rick Astley, que mirá todo lo que escribe para no decir nada. Sí, hay patrones, pero no son infalibles ni necesariamente incorrectos. Y gente que habla sin decir nada existe desde que existe el humo (cualquier relación entre ambos conceptos no es pura coincidencia).

El asunto de los detectores de textos con IA probablemente podría ocupar un artículo completo pero lo vamos a resumir así: los que andan dando vueltas no sirven y los que funcionan de verdad no van a ver nunca la luz porque las fuerzas del mercado lo impiden.

En segundo lugar, es muy difícil determinar qué es un texto “artificial” y qué es un texto “humano”. Buena parte de la redacción de textos con IA se hace mediante la interacción entre máquina y humano al punto tal que empieza a ser difícil identificar cuánto del resultado es producto de uno u otro. Ethan Mollick identifica esta forma de interacción con la inteligencia artificial como “cyborg”, en oposición al “centauro”, donde está claro dónde empieza y termina el trabajo de cada integrante del equipo. Este asunto se refleja también en la discusión sobre la propiedad intelectual de un texto generado con IA: ¿puedo proteger esa creación y reservarme los derechos de explotación de la misma? Que difícil el mundo de los abogados, hermano.

En tercer lugar, discutir la inteligencia artificial generativa es correr el arco. El problema son los textos malos, no la IA. Hay muchísimos textos escritos con IA de los que nadie se anda quejando y está bien que así sea.

Entonces, ¿cómo arreglamos el temita de los textos de mierda? Voy a proponer tres acercamientos bien concretos y accionables.

Namber guan: hay que leer más y hay que aprender a escribir mejor. Que te parió Mulki, ¿no era que el truco de andar usando la inteligencia artificial era justamente para laburar menos? Lamento desilusionarlos. Aprender a escribir bien hoy es más valioso que nunca. Al menos por ahora, usar una IA generativa para generar resultados de calidad requiere que el humano sepa sobre lo que la máquina está haciendo. Es válido para un plan de marketing, un dictamen, un examen o un nuevo personaje de los x-men (me gusta cuando rimo, me asustan los mimos). Profesionales de la escritura con amor por la transmisión de conocimientos, contra todo pronóstico, éste es su momento.

Numero deux (guiño guiño): hay que ponerle más voluntad. El hecho de que el uso de IA puede mejorar tu producción es algo harto estudiado y con una evidencia bastante sólida (de vuelta, Mollick). Por desgracia, no es algo que ocurra mágicamente: es fundamental dejar de perseguir la maximización de la formulita resultado / esfuerzo e implementar estándares de desempeño, donde la eficiencia solo importa una vez que se ha alcanzado el resultado esperado.

Número tres: hay que levantar la vara. En un mundo donde todos podemos escribir mejor gracias a la tecnología, la exigencia para textos de calidad debe ser mayor. Docentes, jefes, editores o el sombrero que quieran: exijan más, no menos. De esta inundación de textos de mierda tenemos que salir mejores que antes.


This article is also available in English on my Medium page, «How to fix the bullshit text problem»