Sobre los 40 años de Apple

Sobre los 40 años de Apple

En el diario La Gaceta de hoy salió publicado un artículo sobre los 40 años de Apple, marca emblemática en la historia de la informática, en el cual tuve el privilegio de participar, junto con otros tres tucumanos. La consigna era reflexionar sobre su importancia, lo que cambió y lo que no a lo largo de estos años y nuestra relación personal con sus productos.

Los invito a leer el artículo completo aquí (recomiendo especialmente las opiniones de los otros invitados, jugosas para el análisis). A continuación incluyo el texto completo de mi pequeña columna, que llegó al papel casi íntegramente:


Hay quienes piensan que las empresas necesitan de una buena historia para cautivar los corazones de sus clientes. Apple entonces podría explicar su éxito en las mismas, de las que tiene de sobra: pioneros tecnológicos que arrancaron en un garaje, fundadores con perfiles opuestos: el nerd y el marketinero, el archienemigo, el hijo pródigo que se fue (lo fueron) y volvió, el éxito y el fracaso y tantas otras cosas más.

A pesar de su éxito a nivel mundial, Apple no es una marca masiva para los tucumanos (ni los argentinos en general). Con distribución limitada y productos con precios de tope de gama, su historia por estos pagos se ha limitado a diseñadores, fotógrafos y fanáticos dispuestos a pagar ese plus que viene con todos los productos de la marca de la manzanita. Como será de ajeno que mi primer contacto real con una Mac (sus computadoras de escritorio) terminó siendo de la mano de un vecino australiano, allá por 1995, que renegaba por la compatibilidad de sus archivos con el resto de la tucumanidad.

En 40 años la tecnología ha cambiado mucho y la empresa que alguna vez arrancó con computadoras personales ahora tiene su foco en teléfonos inteligentes y tabletas, mientras trata de encontrar otros productos que le permitan sostener su éxito. Lo que siempre se ha mantenido constante es esa obsesión con el diseño y con la usabilidad que llevan desde el primer día y que seguramente arrastrarán hasta el último.

Soy tan malo haciendo regalos que sospecho que podría terminar regalándoles una PC con Windows ME y un StarTAC con tapita así que me limitaré a brindar por nuevos éxitos, de esos que transforman industrias por completo más allá de ser el último grito de la moda.